Iglesia de Nuestra Señora del Puerto, con elementos góticos; hay que destacar dos caras femeninas, en las dos claves de bóvedas, una con rasgos negros, y la otra con vestimenta musulmana.
Ruinas de la ermita de San Sebastián en el paraje "El Santo".
Es esta una localidad señera en las guerras y disputas entre los reinos de Castilla y Aragón, como corresponde a una villa fronteriza. Varias veces pasó de unos otros, incluso como parte de operaciones mercantiles. No es éste sin embargo el origen de su castillo, que podría tener antecedentes romanos (recinto interior) y árabes (torre del homenaje y recinto exterior), si bien no parece que interviniera en la reconquista de la frontera del Duero y no es hasta el siglo XII en que se tiene las primeras noticias documentadas.
Situado sobre la roca viva de una peña que domina la población y bajo la que nace el segundo brazo del río Queiles. Cuenta con dos recintos, siendo el interior de forma rectangular, con una torre en una de sus esquinas y una gigantesca torre del homenaje de sillería en la opuesta. El recinto exterior, de considerable altura por los sucesivos recrecidos a que fue sometido, cuenta con varias torres cuadradas y alguna redonda artillera de época más reciente. Hablando de sus muros, podrás apreciar claramente en las diferencias de color de la piedra cómo en las sucesivas ampliaciones se han dejado las almenas originales sin desmochar.
El acceso al castillo se realiza por un paso acodado en una torre de una de las esquinas de su recinto exterior. De la torre del homenaje, fácilmente accesible, llama poderosamente la atención los arcos cruzados de su interior, a varias alturas, esqueletos de lo que fueran los distintos pisos interiores.
Actualmente el castillo hace las funciones de cementerio para la población.
Textos y fotografías de Isabel Ruperez y Jaime Fernández.